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LA DEMOCRACIA, MÁS ALLÁ DEL VOTO

Por: Esteban Peláez, Coordinador del Modelo Participa +

Actualmente la democracia se encuentra en crisis por la falta de confianza, transparencia y efectividad de los gobiernos para conectarse con los ciudadanos. En promedio, el nivel de confianza en las instituciones no supera el 30%.De acuerdo con la Encuesta de Cultura Política del DANE de 2019, 3 de cada 10 personas conocen por lo menos un espacio de participación ciudadana, 6 de cada 10 están muy insatisfechos con la forma como funciona la democracia y el 60% considera que es muy difícil organizarse con otros ciudadanos y trabajar por una causa común.  

 

A nivel institucional, cifras del Índice de Transparencia de las Entidades Públicas muestra que el riesgo promedio de las instituciones nacionales aumentó del 14,5% en 2014 al 18,7% en 2016. Todavía no hay datos disponibles sobre el escenario durante y post pandemia, pero podemos inferir que una de las grandes amenazas, la cual recae sobre la transparencia de las entidades públicas, es el potencial aumento de riesgos de corrupción, vinculado a una creciente desconfianza ciudadana por la toma de decisiones públicas.

 

Desde la Fundación Corona creemos en el poder del involucramiento ciudadano, y reconocemos que cada actor debe cambiar la forma como se aproxima a los temas públicos y a la participación ciudadana. En primer lugar, desde las instituciones, es necesario fortalecer la innovación pública para promover los principios de transparencia, participación y rendición de cuentas a través de gobiernos abiertos, que transformen la institucionalidad hacia la co-creación de retos públicos. Estos pilares, promovidos a nivel internacional por la Alianza para el Gobierno Abierto a través de planes de acción y marcos normativos locales, busca que la democracia sea más deliberativa; transformando la forma como los gobiernos comprenden y abordan la gobernanza pensando en una interacción más cercana, informada y efectiva con los ciudadanos. Demolab, el Laboratorio de Innovación Pública del Concejo de Bogotá es un buen ejemplo de cómo la colaboración público-privada puede materializar el gobierno abierto en Colombia, generando mayor apertura y posibilidades de interacción efectiva entre ciudadanos y concejales. A través de esta iniciativa, los ciudadanos podrán co-crear soluciones a retos públicos para ser presentados ante el Concejo. 

 

Es necesario reconstruir el capital social, para que la sociedad civil pueda involucrarse con éxito en la toma de decisiones públicas, promoviendo los principios de colaboración y diálogo con información validada con las instituciones. Sin embargo, la confianza y la colaboración entre actores no se genera por sí sola. Las estrategias de gobierno abierto deben involucrar a la sociedad civil para que las soluciones sean pertinentes y alineadas con las necesidades y prioridades de los ciudadanos, contribuyendo a reconstruir el capital social desde el diseño de las estrategias. 

 

Las buenas prácticas de los gobiernos abiertos se miden, no sólo por el tipo y alcance de los espacios, sino por la efectividad de la respuesta institucional, lo que será clave para el continuo involucramiento de la ciudadanía, construyendo confianza y la legitimidad de las instituciones públicas. 

 

5 ejemplos de buenas prácticas:

  • Plataformas de datos abiertos diseñadas bajo una lógica de transparencia proactiva que priorizan y abren la información pensando en los ciudadanos.

  • Iniciativas de gov tech que acercan a los ciudadanos a la toma de decisiones públicas en agendas como salud, educación, seguridad.

  • Estrategias de rendición de cuentas diseñadas para responder a las prioridades de la ciudadanía y a los resultados de la gestión pública en un territorio.

  • Estrategias de contratación abierta en las cuáles los gobiernos abren datos sobre todo el ciclo de planeación, contratación y ejecución de recursos públicos, para que los ciudadanos puedan realizar un seguimiento completo al proceso y contribuir a prevenir la corrupción.

  • Herramientas del presupuesto participativo que contribuyen a involucrar al ciudadano en la asignación de recursos públicos, generando un efecto positivo en el recaudo de impuestos debido en gran medida al aumento de confianza.

De esta manera los gobiernos pueden promover la confianza y la colaboración con acciones concretas de gobierno abierto durante sus periodos.

 

Finalmente, para entender cómo la democracia va más allá de las formas tradicionales de participación, debemos hablar sobre el fortalecimiento de los espacios cívicos. Muchas iniciativas de incidencia, que representan intereses colectivos y utilizan la tecnología para conectarse con los gobiernos, no logran escalar sus acciones y sostenerse en el tiempo. Esto es un reto en el cual el sector privado y los gobiernos pueden contribuir a reactivar la participación ciudadana desde la base, fomentando la innovación cívica como una forma para conectar de forma eficiente y efectiva a los ciudadanos con las instituciones.

 

Más gobierno abierto, más capital social y más espacios cívicos muestran que la democracia va más allá del voto. Es necesario apostarle a la democracia como la mejor forma de gobierno, la que nos da oportunidades como ciudadanos para colaborar en la solución de retos públicos, conocer el detalle de la toma de decisiones que impactan nuestra calidad de vida y contar con las condiciones y las garantías para expresarnos con libertad y seguridad.