Según Matí Puig, los movimientos sociales son expresiones que se consolidan con el principal objetivo de generar acciones de cambio frente a un tema específico. Quienes hacen parte de éstos, comparten un objetivo en común: buscan alcanzar por medio de acciones no convencionales que poseen continuidad y un alto nivel de integración simbólica. Así mismo, estos movimientos buscan conseguir aliados influyentes que faciliten la posibilidad de acceder a los niveles gubernamentales y alcanzar sus objetivos.
En América Latina desde finales del siglo XIX estos movimientos han tomado fuerza, dado el descontento político, económico y social que ha caracterizado la región. Hoy por hoy, dichos movimientos toman más fuerza y legitimidad por los gobiernos democráticos que permiten su existencia como también por sus integrantes provenientes de distintos sectores que agregan legitimidad y poder.
Dentro de la amplia gama de movimientos sociales que hoy existen, en este artículo queremos profundizar sobre los movimientos sociales en favor de la educación. En los últimos 10 años, éstos han nacido en América Latina como un “efecto dominó” y han obedecido al desempeño deficiente de la educación en Latino Americana frente a la de Europa, Norte América y Asia.
Las necesidades y exigencias de la sociedad civil frente al tema educativo y la importancia de que estas sean incluidas en la agenda política de cada país, en particular lo relacionado calidad, accesibilidad y pertinencia, ha llevado a la creación de estos movimientos ciudadanos como herramienta civil de presión.
Actualmente, países como Perú, Ecuador, República Dominicana, Chile, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Paraguay, México, Argentina, Brasil y Colombia cuentan con movimientos ciudadanos en favor de la educación los cuales han logrado importantes avances en esta materia siendo portavoces de las necesidades de los ciudadanos y acercándolas al gobierno para lograr acciones concretas.
En Colombia, existen varios movimientos de este tipo y uno de ellos esTodos por la Educación, el cual nace en el año 2014 buscando “movilizar a todos los actores y sectores de la sociedad, para que la educación sea la principal estrategia de equidad, desarrollo y paz. Sin ninguna filiación partidista e independiente de visiones particulares, busca construir a partir de los esfuerzos y las voces de las personas e instituciones que llevan la bandera de la educación, fijando metas concretas que se traduzcan en políticas públicas y generen transformaciones sociales”.
Los creadores y primeros adherentes se apoyaron para la creación de Todos por la Educación en los casos exitosos - con los cuales hoy comparten sus aprendizajes - de México con el movimiento Mexicanos Primero y de Chile con el movimiento Educación 20/20. También desde el principio han sido apoyados por socios con experiencia en educación como la Fundación Corona, Empresarios por la Educación, Fundación Compartir y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
En este tiempo, Todos por la Educación se ha consolidado como un movimiento ciudadano, primordialmente juvenil, que trabaja con los objetivos de posicionar la educación como prioridad nacional, incidir en política pública y hacer seguimiento al gran acuerdo por la educación.
Hoy por hoy, casi dos años después, más de 23 mil ciudadanos han firmado el pacto por la educación, en donde apoyan los objetivos del movimiento.
Por otra parte, el movimiento ha logrado permear en gran medida las redes sociales, acercándose cada vez a más a los jóvenes invitándolos a participar del debate educativo, comunicando y movilizando de manera disruptiva y pedagógica temas de la agenda educativa que logran volver asequibles e interesantes este tema a los jóvenes. La participación y la voz propositiva y activa de los jóvenes es fundamental en el proceso de mejoramiento del sistema educativo de un país.
Su labor, la de exaltar las voces de quienes no son escuchados, abogar por el mayor bien para la mayoría, no optar por apoyar partidos sino por llevar la bandera propia de la educación como prioridad nacional, les ha permitido incidir en política pública y ganar legitimidad en el debate educativo. Lo anterior hace posible que Todos por la Educación cuente cada vez con más adherentes, más apoyo público, privado, poder de incidencia.
Ángela Escallón
Directora Fundación Corona
**Esta nota se publicó originalmente en la Silla Vacía en el 02 de diciembre de 2015.