Blog

Es nuestro propósito generar contenidos con valor social y de desarrollo, buscando generar conocimiento y participación activa en torno a temas de interés común.

El aporte del sector privado a la educación

El aporte del sector privado a la educación

Por: Ángela Escallón Emiliani, Directora Ejecutiva

“La educación es una prioridad nacional”. Esta frase, que ya parece de cajón. La oímos a toda hora tanto en términos de inversión pública – es el sector que más recursos recibe-  como en términos de aportes desde el sector privado, expresado a través de las fundaciones.

Las Fundaciones trabajamos incansablemente por aportar al sector educativo. Más de la mitad de las organizaciones vinculadas a la Asociación de Fundaciones Empresariales, AFE, tienen como uno de sus principales objetivos promover la educación. Existen, sin embargo, en nuestro sector preguntas esenciales que todos nos hacemos: ¿esos recursos aportan al mejoramiento de la educación en general? ¿Cuál es el rol del sector privado en la educación? ¿Qué impacto tienen?

Varios estudios y aproximaciones empíricas muestran distintas posiciones. Desde las más positivas hasta las más negativas. Pero desde nuestro punto de vista, son más los aportes que se logran. Veamos algunos puntos que consideramos los más relevantes:

Los recursos privados, a diferencia de los públicos, tienen la gran ventaja que se pueden invertir en innovación, en crear cosas nuevas, en experimentar, en retar a lo establecido y ver qué funciona mejor. Por eso, todo lo que se pueda considerar como recursos de riesgo – sin tener a todos los estamentos de control encima que a veces impiden estas acciones – son de gran valor para el sector educativo porque es ahí, en estos escenarios de retos y paradigmas donde la inversión del sector privado tiene eco e impacto en todo el sistema.

Es necesario, sin embargo, que haya quien escuche, tome las experiencias y haga evaluaciones serias y procedimientos rigurosos con la participación de todos los actores, y las lleven a escala. Sólo lo público tiene esta capacidad. Ni todos los millones de una fundación como Bill y Melinda Gates han logrado penetrar un sistema educativo como si lo puede hacer política y presupuestalmente un Ministerio de Educación bien dirigido. Nuestros esfuerzos tienen que tener una interlocución válida en los entes estatales a todo nivel.

El entender el proceso educativo como un continuo a lo largo de la vida es un gran desafío que tenemos todos para poder entender las interrelaciones entre cada etapa del proceso de educación formal, desde primera infancia hasta educación superior y capitalizar todos los procesos pedagógicos, pero también los humanos que están en juego. La virtualidad está reemplazando los modelos de aprendizaje a velocidades sorprendentes. Necesitamos seguir consolidando experiencias valiosas que le permitan a los niños, niñas y jóvenes desarrollarse y adaptarse de manera flexible a las exigencias del nuevo mundo. No podemos olvidar que se educa con el ejemplo cosa, que por fortuna y por ahora, no han logrado las computadoras. Nuestro aporte es vital si entre todos lo trabajamos y lo capitalizamos. Estamos todos por la educación. 

**Este artículo fue publicado originalmente en la Revista Semana, el 22 de junio de 2018.