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¿Cuál será la agenda para el 2016 para fomentar la articulación educación - empleo?

¿Cuál será la agenda para el 2016 para fomentar la articulación educación - empleo?

Estamos a 40 días de comenzar un nuevo año, sensación que a veces nos genera la necesidad de establecer nuevamente preguntas que nos guíen. Es un comienzo simbólico que define presupuestos, propuestas y acuerdos -especialmente con las nuevas administraciones- para coordinar esfuerzos y alinear expectativas.

Por ello consideramos que hay unas condiciones muy especiales con las que terminará este 2015, que tendrán una importante influencia en la agenda del 2016 en nuestro trabajo en general y en particular, en la articulación educación-empleo.

Veamos entonces cada una de ellas: primero, los avances y acuerdos que se desarrollen en el marco de la negociación de la Habana podrían llegar a un punto definitivo, poniéndonos en un escenario de postacuerdo caracterizado por la implementación de acciones en todo el país para el cumplimiento de los compromisos que de ahí se desprendan. Específicamente en la relación educación-empleo vemos condiciones adicionales: Los acuerdos hasta ahora establecidos en la Habana marcan importantes retos en términos de sustitución de actividades productivas y de desarrollo rural integral, y la eventual firma definitiva agregarán importantes retos en términos de las acciones de reintegración de excombatientes y atención a víctimas, lo que incluye la necesidad de acercar la oferta del estado en educación y acceso al empleo.

Segundo, los recientemente promulgados Objetivos de Desarrollo Sostenible - ODS que tendrán un primer año de implementación y seguramente movilizarán importantes recursos hacia el país como ocurrió con los ODMs, para fijar metas locales, establecer acuerdos e iniciar planes de acción. En términos de la relación educación-empleo, los ODS resaltan la importancia de promover las oportunidades de aprendizaje para todos, de manera inclusiva y equitativa, reducir las desigualdades, y particularmente la meta referente a lograr en el 2030; garantizar la igualdad de acceso de todos los hombres y mujeres a la educación técnica, profesional y universitaria de calidad, asequible para llegar a un crecimiento con empleo decente y productivo.

Tercero, las acciones que se desprenden de las recomendaciones formuladas por la OCDE y su influencia en el Plan Nacional de Desarrollo - PND, que están movilizando acciones en casi todos los frentes del Gobierno Nacional al haber sido fijadas como una prioridad. Específicamente en sus recomendaciones, la OCDE llama la atención sobre la importancia de dotar al mercado laboral colombiano de mayor eficiencia e inclusividad, mejorando la pertinencia de la educación terciaria y permitiendo el acceso de los hogares pobres a esta educación.

Cuarto el impacto económico en los presupuestos públicos, ya conocidos por todos y que tendrán una tendencia a la baja. El PND tiene como uno de sus tres pilares a la educación, enfocada entre otros hacia la movilidad social, la competitividad y la construcción de paz. La implementación del PND -así como la formulación de los planes de ordenamiento en los territorios- deberá entonces estar en sintonía con estas agendas, de la misma forma en que lo deberán estar las agendas de actores privados que trabajan en pro de poblaciones vulnerables a lo largo del territorio nacional.

Una clara coincidencia en las agendas es la necesidad de trabajar en favor de la educación, y dentro de esto, la urgencia por fortalecer la educación para el trabajo entendida en un sentido amplio más allá de la ETDH.

Por lo anterior, llegan en un buen momento los esfuerzos por establecer un sistema adecuado de educación terciaria, así como la actualización del marco de cualificación. Estos dos procesos son cruciales para responder a las demandas de la agenda agregada nacional, pues son esenciales para avanzar hacia una mayor pertinencia de la formación para el trabajo, a un mayor acceso a la educación superior y profesional por parte de los hogares más pobres, y para incorporar competencias transversales al proceso formativo de las personas.

Pero tal vez lo más importante, es que estos dos procesos pueden dar las bases definitivas para una adecuada articulación, entre la educación básica y media, la formación para el trabajo en todas sus modalidades, y el mercado laboral. Esta articulación es la clave para el diseño e implementación de estrategias de fomento a la educación y empleo en distintos territorios del país; estrategias que facilitarían la movilización de recursos hacia objetivos estructurales; la suma coordinada de esfuerzos por parte de fundaciones, corporaciones y agentes de cooperación internacional, y entre estos y el sector público; y la movilización del sector privado en relación a los retos del 2016.

La seriedad con que el Ministerio de Educación Nacional ha emprendido este reto, así como el compromiso de articulación institucional que han asumido otros actores como el Ministerio de Trabajo o la ANDI entre varios otros, muestran que estamos avanzando en la dirección adecuada. El establecimiento de un sistema adecuado de educación terciaria con una educación técnica y tecnológica posicionada y de calidad, así como la definición de un marco de cualificación actualizado y compartidos tanto por actores propios de educación como de empleo, ha sido fundamental en distintos países que hoy tomamos como referentes.

Por lo mismo, desde la Fundación Corona vamos a seguir acompañando estos procesos, pues a nuestro juicio son una pieza fundamental para los retos que nos demarca el país en el 2016 y de seguro, en los próximos años.

 

Ángela Escallón

Directora Fundación Corona

 

**Esta nota se publicó originalmente en la Silla Vacía el 11 de septiembre de2015.

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