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¿CUÁL ES EL LIDERAZGO QUE NECESITA COLOMBIA?

Por: Camilo Recio, Coordinador Línea de Liderazgo Orientado a lo Público​.

En Colombia, es común pensar que el ejercicio de liderazgo de un individuo va a resolver los retos complejos del país solo con identificar sus causas. Sin embargo, los problemas de nuestro país son sistémicos, involucran distintos actores, intereses, dinámicas y variables, y, por ende, implican una búsqueda por entenderlos y atenderlos a través de un ejercicio donde el liderazgo sea colectivo. 

Los liderazgos individuales, basados en la primera persona del singular, se asocian con líderes carismáticos vistos como «salvadores invencibles» capaces de transformar el mundo. Sin embargo, esta concepción del liderazgo perpetúa el reconocimiento de una única persona como el artífice de todas las victorias y como el responsable de todas las derrotas y, en consecuencia, excluye el reconocimiento de aquellos involucrados en los logros y exime de responsabilidad a otros tantos implicados en los fracasos. Esta primera persona del singular, hace referencia al pronombre «yo», que mejor explica la forma de concebir el liderazgo como un ejercicio individual de poder para conseguir seguidores que satisfagan voluntades. En contraste, si pensamos el liderazgo desde la primera persona del plural, o liderazgo colectivo, ponemos primero el «nosotros/as», que mejor explica la forma contemporánea de concebir el liderazgo como un ejercicio colectivo de voluntades para transformar el entorno y alcanzar el bienestar. Este paradigma de liderazgo plural es incluyente y corresponsable, lo que controvierte las lógicas absolutas y «heroicas» del liderazgo individual e involucra a varias personas en la búsqueda de propósitos comunes. 

Esta antítesis de paradigmas de liderazgo es materia de estudio y detona preguntas profundas sobre sus lógicas y sobre sus atributos. Desde Fundación Corona no solo estamos indagando acerca de estos paradigmas –de la mano con la Escuela de Gobierno y el Centro de Liderazgo Público de la Universidad de los Andes–, sino que nos estamos haciendo preguntas sobre cuáles son las competencias que debe desarrollar una persona o un grupo de personas para ejercer un liderazgo colectivo buscando generar valor público. 

En un contexto electoral, por ejemplo, nuestro aliado, Fundación Origen, difundió un estudio que realizó con la firma Ipsos que buscaba indagar las percepciones de la ciudadanía acerca del tipo de líder que Colombia quiere. Los resultados del estudio concluyeron que los colombianos prefieren con más fuerza un liderazgo vertical, que pueda tomar decisiones difíciles, pero no necesariamente participativas; y son más renuentes a un individuo con atributos de liderazgo colectivo dispuesto a trabajar en equipo. Si bien el estudio utilizó un muestreo no probabilístico y dificulta separaciones que sean estadísticamente representativas, la reflexión con la que concluye insinúa que: se prefiere a una persona sobre un grupo; alguien que ejerza autoridad sobre alguien que busque consensos; y alguien que haga lo que, en su juicio, es lo mejor, sobre alguien que acepta y adopta recomendaciones.  

Es esencial, cuando pensamos en el liderazgo que ejercerá quien habite la Casa de Nariño, que recordemos que el liderazgo que Colombia necesita no solo estará en la presidencia: está y estará en todos los territorios, tendrá distintas edades, se identificará con sexos diversos, pertenecerá a muchos sectores, se agrupará en la multiplicidad de grupos étnicos del país y reconocerá la otredad.